martes, 6 de octubre de 2009

Un lobby vasco

Así, sin comillas. El mérito de haber lanzado este concepto en los grandes medios corresponde a Patxi López.

Ayer en Bruselas -el vínculo es al al artículo de El País, aunque la noticia sale en casi todos los medios- el Lehendakari celebró por la mañana una reunión (auspiciada y organizada por el fantástico equipo de técnicos de la Delegación de Euskadi ante la UE) con varios representantes del empresariado y de la sociedad civil vasca presentes en la capital Belga; y por la tarde, ante los medios de comunicación, lanzó una llamada nítida, y -ay- novedosa. "Euskadi necesita tener un lobby vasco", dijo.

El "ay" lo pongo porque el único 'pero' a esta idea es que debería haber sido lanzada hace tiempo (de hecho, l@s lector@s habituales de este blog -si hay alguien- saben que algunos veníamos ya mascullando este concepto no sin cierta frustración, por aquello de la falta de eco).

Se puede decir en cierto modo que dicho 'lobby' lleva décadas en marcha: la propia delegación de Euskadi en Bruselas, puesta en marcha de un modo pionero en el Estado por el Gobierno nacionalista en los años 80, es el mejor ejemplo de 'lobby' Institucional ante la UE. Sin embargo, faltaba ese matiz digamos "empresarial", de romper moldes y -claro, por supuesto- usar la palabra maldita. Podría haber hablado de "representar intereses" o de "hacerse oír", pero López dijo "hay que crear un lobby". Bienvenida sea la convocatoria, y más si viene desde las más altas esferas autonómicas.

Que las empresas, Instituciones y el tercer sector vasco necesitan un buen lobby europeo no es ningún secreto, parece más bien una evidencia: un sector empresarial tan dinámico debe saber defender sus intereses de un modo adecuado ante las Instituciones que forjan las políticas de su marco más inmediato, las Europeas. Está bien fomentar la internacionalización hacia los mercados emergentes en Asia, o animar a los empresarios a que inviertan y negocien al otro lado del Atlántico. Pero si no conoces bien el terreno en el que te mueves cada día, si no estás al tanto de quién hace qué en los organismos que van a influir en las normas a las que estás sujeto y no tratas de tener tu voz allí (es decir, "aquí"), cometes un error de base.

Además, tratándose de Euskadi, una zona tan "conocida" por otro tipo de problemas, el hacer oír su voz en el exterior de un modo nítido, que elimine barreras y deshaga prejuicios, se convierte en un imperativo inmediato.

La cuestión, claro, es hacerlo bien: sin prisa, pero sin pausa. Construyendo poco a poco las redes para aumentar tu influencia, los tejidos para dar a conocer tu buen hacer, las confianzas necesarias que se trabajan hoy para influir mañana. Euskadi necesita que sus fuerzas vivas (y no hablo sólo del empresariado, sino del muy dinámico tercer sector) sepan qué se cuece en Europa, y que en Europa se sepa qué se hace en Euskadi. El descubrimiento merecerá la pena para ambas partes.

Y si de paso podemos hacer algo por el buen nombre de la palabra "lobby", de modo que ya no sean necesarios los matices de "en el buen sentido de la palabra", como dijo ayer el Lehendakari López en Bruselas, mejor que mejor.

Vamos a ello, pues.

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